jueves, 18 de junio de 2015

Historia de un recuerdo

Mi madre tenía una caja, una vieja caja de lata, de Colacao para más señas, y en ella guardaba un montón de fotos, unas más y otras menos antiguas, que forman parte de mis recuerdos. 

Fotos de mis abuelos jóvenes, también menos jóvenes. De familiares más lejanos y otros menos lejanos. Algunos desconocidos para mi, a pesar de las veces que mi madre me repitió sus nombres. 

También había fotos nuestras; de mi padre cuando aún tenía pelo o mías y de mis hermanas cuando aún teníamos pañales; esos "maravillosos" pañales de gasa reutilizables y que hace poco oí que alguien intentaba poner de moda otra vez para salvar al mundo. 

Mi recuerdo de esa vieja caja, llena de viejos recuerdos, tesoros de familia de cuando uno posaba para una foto con una hierática sonrisa, congelada porque no se podía repetir la foto (antes se pagaban los revelados y tal...), es un recuerdo entrañable y que atesoro imperecedero en mi memoria.

Esos recuerdos chocan con mi móvil, cuando abro la "galería de fotos" y me aparecen cientos de fotografías, algunas repetidas cuatro o cinco veces, imposibles de ordenar ya por la cantidad que son, y de las que alguna ni he vuelto a ver desde que la eché o me la mandaron. 

Fotos con fecha de caducidad, a la espera de que una mala caída del aparato, o un erróneo borrado, o cualquier otra equivocación,  las haga morir.
Miro esas fotos y me da pena por ellas; porque muchas son también parte de mi vida y a veces pienso que no las valoro igual que las otras, las de la vieja lata de Colacao.

Intento salvar algunas, clasificarlas y ordenarlas de alguna forma, pero me da miedo que esas fotos mueran conmigo. Me da miedo porque quiero que sean uno de mis legados a mis hijos; que sean parte de sus recuerdos. Quisiera que, si dentro de unos años se ponen un día a mirar esas fotos, sientan que son parte de su historia y de su vida, aunque esa historia no esté guardada entre viejos aromas de Colacao.

A veces me pregunto si su moderna vida digital es mejor que mi antigua vida analógica. No sé. 

viernes, 12 de junio de 2015

La rotonda desplazada

Hola mundo. 

Supongo que los que tengáis carnet de conducir os habréis encontrado de vez en cuando una rotonda. 
Rotondas hay de muchos tipos,  pero seguro que lo que no habéis visto nunca es lo que algún avispado ingeniero de montes puertos y caminos ha defecado en mi pueblo. 
En mi pueblo hemos inventado la rotonda desplazada. 
¿Y qué es una rotonda desplazada?
Pues consiste en empeñarse en parir una rotonda donde no cabe:

- Mirusté, señor ingeniero, que hemos visto que habría que mover la carretera para poner la rotonda, y para eso hay que quitar, a saber y saber qué:



El kiosko de la Juana, los ocho eucalistos sentenarios, la parada de tassi, la fuente, la churrería y la gasolinera... 
- Pos no, to eso no se pué quitá
- Pos no hay más remedio. O se mueve la carretera o se mueve la rotonda... 
- ¡como se nota que no sabéis, que el que ha estudiao he sido yo...!  Tú enchúfalo to tal como te viene, que ya lo tengo to medío...
- Pos será usté mu listo, pero si no me lo explica no lo entiendo... 
- Pobreticos, qué  corticos sois...  Esperarse, que sus lo pinto:


 - Lo rojo son lor coche que suben de Cartagena y lo verde lor que bajan... ¿Veis como sí que cabe? 
- Oiga, pero mirusté que si los de rojo no ven que hay una rotonda porque ettá asín,  como echá pa un laíco,  igual siguen to tieso y se endiñan de morros con los de verde... 
- Mira, tito, tú lo haces como te digo que pa eso soy yo el del título, y además ha dicho la señora alcaldesa que ahí se hace una rotonda y se hace, aunque sea lo ultimo que haga.
- Pos fale, pos güeno,  pero le dice usté a la señora alcaldesa que más bien sera lo último que caga, porque eso va a ser una cagada de a kilo y medio... 

Dicho y hecho...  Aquí tienen ustedes las fotos de la inacabada cagada:




Sí, efectivamente, eso que se ve a la derecha de la carretera, detrás y a la derecha del contenedor de escombro de obra, es la rotonda que tendrán que tomar los que suban de Cartagena dirección a Los Dolores, en el sentido de la carretera que se ve en la foto. 

¡País de chapuza y pandereta tenemos, Señorrrr! 




lunes, 1 de junio de 2015

Ada y el ardor

Extracto de una entrevista a Ada Colau en El País:

P. ERC le pide comprometerse con la independencia de Cataluña. ¿Convocará una consulta para decidir si entran en la Asociación de Municipios para la Independencia?
R. En la medida que ello supone sumarse una entidad que apuesta por la independencia, no deja de ser una consulta, un referéndum encubierto sobre la independencia. Nosotros estamos dispuestos convocar una consulta sobre ello porque tenemos un compromiso serio con el derecho a decidir, a diferencia de CiU. Ahora bien, si la propuesta que debe vehicular la relación con ERC puede ser una consulta u otra cosa todavía lo estamos hablando. Solo deben tenerme miedo los corruptos y los grandes especuladores
P. ¿Cuándo haría esta consulta? ¿Este mismo año?
R. Entiendo que sí, pero habría que ver qué pasa con las elecciones del 27 de septiembre.
P. ¿Qué harán si se les impugna esta consulta?
R. Defenderemos que se puede hacer. Si hay que desobedecer leyes injustas, se desobedecen. Pero lo irrenunciable ahora, cuando la ciudadanía pide un cambio es que la última palabra la tengan los ciudadanos. Si queremos relegitimar nuestras instituciones y yo lo quiero firmemente y la mayoría de la gente lo que quiere tener más y mejor democracia es inapelable que la gente pueda tener la última palabra en grandes cuestiones.

A lo que voy....

"si hay que desobedecer leyes injustas, se desobedecen"

Es decir, lo que a esta  -poned el calificativo que queráis-, investida por la diosa verdad, le parezcan leyes injustas, se pueden desobedecer sin más. Pues nada,  por la misma regla de tres yo también me pasaré por el arco del triunfo cualquier ley que me parezca injusta, y el hijo del vecino otro tanto y el ladrón que entra a robar en mi piso otro tanto más.. 

Es típico de la izquierda prepotente y bizca esta actitud; declararse poseedores de la razón absoluta y verdadera y despreciar cualquier objección a su opinión, venga de donde venga. 

Señora Colau, cuando a una persona no le gusta una ley lo que hace es luchar por cambiarla pero siempre por las vías que marcan las leyes. Eso se llama democracia, y es lo que nos salva de la anarquía que propugna con sus palabras; porque si usted y todo el independentismo que la acompaña se declaran en rebeldía a las leyes que, aunque le parezca raro, la protegen, nada impedirá que cualquier imbécil pueda un día abrirle la cabeza de una pedrada a cuenta de ese mismo derecho (izquierdo más bien)  que usted se auto-otorga. 

Hay que ser de izquierdas, independentista y tonto del culo a partes iguales para decir la burrada que ha soltado la tipa esta